A PROPÓSITO DE LA EVALUACIÓN MEDIADA

Por: Héctor B. Ocampo V.

 

La evaluación es uno de los aspectos que mayores transformaciones ha tenido a partir de la presencia de las TICs en el campo educativo. Esta transformación no solo obedece a las tendencias actuales de los modelos pedagógicos, sino además a las características que estas modalidades de aprendizaje y enseñanza tienen y la diferencian de los modelos presenciales y tradicionales.

 

En principio, es importante recordar que el ambiente de evaluación del aprendizaje en el marco de los modelos tradicionales, era especialmente tenso y desencadenaba una cantidad de respuestas inadecuadas, ansiosas y altamente cuestionables. Ya Michael Foucault menciona a la escuela como una entidad que comparte métodos de este tipo con las cárceles y los centros psiquiátricos.

 

Para nadie es un secreto la ansiedad y sentimiento de impotencia que tenían y aún hoy tienen muchos estudiantes frente a la evaluación, y en mucho se debe a que esta es entendida como un juzgamiento en el que pueden haber altas dosis de arbitrariedad, y pueden acarrear funestas consecuencias para aquel que no esté adecuadamente preparado, muchas veces para los criterios personales y subjetivos del profesor y no para poder demostrar las habilidades que posee y que ha aprendido durante el proceso de enseñanza.

 

El vincular la evaluación con el concepto de promoción o certificación es uno de los factores de mayor peso en esta situación. En nuestras escuelas tradicionales los estudiantes tienen un objetivo claro, aprobar, pasar, no rajarse. Y en muchas ocasiones una evaluación determina consecuencias desproporcionadas con respecto a la ejecución en una prueba, no olvidemos que hace algunos años, el estudiante que no aprobara una materia, debía repetir todo el curso, incluso aquellas materias en las cuales había tenido un buen desempeño. También se presenta el caso en que una evaluación final tiene un valor cercano a la mitad de lo evaluado durante todo un curso, y con frecuencia esta evaluación se orienta a identificar si el estudiante ha memorizado una serie de elementos, o logra dar solución a una serie de acertijos en un tiempo corto y en condiciones de estrés. Nos preguntamos si en estos casos la evaluación está realmente midiendo lo que debería.

 

En la actualidad, el concepto de competencias nos llama a desarrollar estrategias evaluativas que nos digan si el estudiante sabe hacer algo, si tiene la capacidad para desempeñarse  de manera eficiente en un campo determinado, e incluso si está en capacidad de hacer aportes e innovaciones en ese campo. En este sentido, las evaluaciones tradicionales seguramente no logran decirnos todo lo que necesitamos saber sobre el proceso de aprender o de desarrollar una competencia.

 

Por otro lado, cuando la evaluación se lleva a cabo a distancia, debemos cambiar nuestro presupuesto. Para ser mas claros, en los modelos anteriores, como el estudiante lo que pretendía era aprobar, buscaba tantas estrategias para lograrlo que en algunos casos estudiar no estaba dentro de sus actividades. Hacer trampas y copias, recibir información de los compañeros durante la prueba, tratar de embaucar al docente, acudir a la suerte y el azar eran algunas de las vías que podían tomarse de manera válida para enfrentar una evaluación.

 

Pero si el estudiante está a kilómetros de distancia, y lo que pretende sin lugar a dudas es aprender, desarrollar una habilidad, el evaluador puede deshacerse de sus prejuicios en relación con que su papel es evitar fraudes y con que los fraudes significan una burla o un engaño a su persona o a su papel de profesor.

 

La evaluación mediada debe entonces partir de un principio de buena fe, y debe desempeñar su papel relacionado con la necesaria información que el interesado requiere con respecto al nivel de su aprendizaje, lo cual realmente será un predictor de su exitoso desempeño en el futuro. Por esto lo que el docente evaluador busca al elaborar una prueba que se aplicará por medios tecnológicos y a distancia, es que esta realmente mida el desempeño del estudiante en relación con la puesta en ejecución de lo que ha debido aprender. Es por lo tanto frecuente en estos ambientes que el estudiante reclame pruebas de mayor dificultad, que realmente le digan su desempeño, pues las preguntas con respuestas evidentes y superficiales, tan añoradas por los estudiantes de otros contextos, aquí solo conducen a que el usuario de un servicio educativo se sienta engañado, o defraudado de haber puesto empeño a su estudio para ser medido con un instrumento superficial, que no logra informarle adecuadamente sobre el nivel de su ejecución, y por tanto no será predictiva de su desempeño posterior.

 

Efectivamente la evaluación de tipo sumativo y con fines promocionales se utiliza en la educación mediada, pero esta se debe dar de manera altamente relacionada con las pruebas de tipo formativo, que deben ser más, muchas más que las que se aplican en la educación de tipo tradicional.

 

Si esto se logra, es frecuente que los estudiantes, que han contado con suficientes pruebas de tipo formativo, y han desarrollado un proceso de autoaprendizaje o aprendizaje asistido, con un buen nivel de motivación, consigan altas calificaciones, que significan de manera confiable, que el aprendizaje se ha dado de una manera apropiada.

 

Estas evaluaciones formativas e incluso sumativas, pueden hacerse de muy diferentes maneras, y existen en la actualidad en los programas y paquetes informáticos dedicados al aprendizaje virtual, herramientas para su diseño y aplicación, que permiten al docente identificar desde la cantidad de ejercicio que el usuario ha adelantado para presentar una prueba final, hasta el tiempo que dedica a desarrollar la evaluación o las áreas en las cuales su desempeño está alto o está bajo.

 

En la evaluación de ejemplo que estamos presentando en este curso, que está elaborada en lenguaje html con el apoyo de javascript, se brinda al estudiante la posibilidad de identificar él mismo su nivel de desempeño, y obtener de manera automática y cuantas veces lo quiera, un reporte de cuales son sus condiciones en el campo específico.

 

Dado que el autor de la prueba lo ha autorizado, esta puede copiarse, bajarse, modificarse, adaptarse a los diferentes campos de formación sin que esto implique inconvenientes, pero no olvidemos que en el caso de la creación de nuestras unidades didácticas, hechas con el fin de enriquecer nuestra actividad docente presencial, la evaluación sumativa no debe ser muy distante de las evaluaciones formativas que presentamos, que son la prueba de entrada y los ejercicios de autocomprobación.

 

Se espera entonces que la elaboración de la unidad didáctica genere en los estudiantes una mayor adherencia al estudio en la medida en que está vinculada a un desafío planteado en una evaluación formativa que el alumno autónomamente se aplica y evalúa, para medir en qué nivel están sus conocimientos.